El síndrome de burnout es
un conjunto de signos y síntomas que, independientemente de la definición
particular que los diferentes estudiosos en la materia nos hayan facilitado,
llega a "quemar" o agotar totalmente a la persona que lo sufre. Es un
agotamiento y una frustración que abruma a la persona, y se traduce en una
importante reducción de productividad laboral, apatía y pérdida de ilusión en
cuanto al desarrollo profesional. En casos más agudos, el burnout puede derivar
en una depresión profunda.
El primer estudio sobre
este síndrome data de 1974 (1),
describiendo como algunos trabajadores desarrollaban un proceso de deterioro en
la atención profesional y en sus prestaciones sanitarias y educativas.
Posteriormente, en 1976 (2), se continúa indagando en la
materia, pero se sigue asociando el burnout a empleos con dependencia
emocional. Y recién en 1988 (3) se
extiende la definición a cualquier situación laboral con independencia de la
responsabilidad y el trato humano.
El estrés laboral es una
base óptima para el desarrollo del burnout, al cual se llega por medio de un
proceso de acomodación psicológica entre el trabajador estresado y el trabajo
estresante.